Con el tiempo irán bajando cada vez más las tarifas de redes de datos para móviles (GPRS, 3G o lo que venga) con lo que empezarán a contratarse con naturalidad por los abonados. Los usuarios más jóvenes irán prodigando la mensajería instantánea ejecutando Messenger o GoogleTalk para móviles en detrimento de los SMS, mientras que el resto irá haciendo uso de versiones móviles de Skype para hacer llamadas de voz. Llegará un momento en el que el grueso de usuarios que hagan llamadas por línea de datos representará un porcentaje considerable que engullirá al resto. Desaparecen así conceptos como "franja horaria" u "operador" a la hora de tarificar, habrá llamadas gratuitas todo el tiempo y para todas las compañías, incluso al extranjero. La telefonía fija pasará a ser, por este motivo, más cara que la móvil por lo que, en este escenario, es muy probable que hasta los teléfonos fijos se vean reemplazados por terminales básicos de voz ip en los hogares.
Televisión y radio tradicionales empiezan a ser medios desfasados para los contenidos pregrabados ¿por qué estar pegados a la tele a la hora que decidan las emisoras si podemos ver nuestra serie favorita cuando queramos vía streaming? ¿por qué escuchar "lo que pongan" en Los 40 Principales si podemos crear emisoras personalizadas en Internet? Ya están apareciendo en el mercado las primeras televisiones con conexión WiFi, lo siguiente será la incorporación de aplicaciones especiales para páginas como Youtube o Daily Motion, de tal manera que, al final, el mando de nuestra tele pasará de tener las opciones "Analógico" y "Digital" a tener "Digital" y "Youtube", al tiempo que los reproductores de radio tendrán "AM", "FM" y "Spotify". Ello no quiere decir que la tele y la radio tradicional vayan a morir, todavía son y serán por mucho tiempo los medios más estables de difusión de eventos en directo, pero para emisión en diferido tienen los días contados.
Cierto que los coches ya tienen bastante electrónica, pero esto es sólo el comienzo. Extras como el navegador, el reproductor de audio digital, el sensor de aparcamiento, el manos libres para el teléfono o el ordenador de a bordo vendrán de serie en los modelos más baratos y en las gamas más bajas. Todo ello estará sincronizado: por ejemplo, el navegador "hablará" a través de los altavoces del equipo de música y avisará de la estación de servicio más cercana ante la falta de combustible. El hecho de que el coche avise ante cualquier incidencia en el vehículo, como presión de neumáticos o nivel de aceite, no será ningún lujo y la parte electrónica de los coches será para los conductores tan importante como, por ejemplo, el motor, es decir, Seat destacará que sus coches incorporan motor alemán y microelectrónica japonesa.
El boca a boca y el relevo generacional hará que casi todo el mundo haya comprado alguna vez por Internet, con lo que el tradicional miedo a la tienda virtual desaparecerá. Más y más comercios se harán fuertes en este mercado, lo cual hará que desaparezcan los oligopolios actuales, que pemiten, por ejemplo, que un multicines pueda vender las entradas más caras por Internet que en taquilla, por razones tan absurdas como que "el espectador no tiene que esperar colas". Cuando la competencia aumente, habrá que bajar precios: los empresarios no tendrán más remedio que admitir que, para ellos, la venta por Internet es muchísimo más barata (requiere menos personal asalariado, menos intermediarios) y ventajosa (el cliente compra más rápido, no se lo piensa tanto), por lo que bajará el producto para hacerlo más competitivo. Al final las tiendas físicas serán mucho más caras y se limitarán a vender alimentos y productos que el usuario prefiere manipular antes de comprar.
El reciente invento del disco Blu-Ray no obedece tanto a la necesidad de los usuarios de poder adquirir contenidos de alta definición como al deseo de los distribuidores de frenar el avance tecnológico manteniendo un modelo de negocio obsoleto que no han sabido/querido/podido (táchese lo que no proceda) superar. Pero este modelo no puede mantenerse infinitamente, porque la tecnología ya permite que los contenidos de alta definición se transmitan con fluidez a distancia, eliminando la necesidad de que estos contenidos se almacenen en un soporte físico y se entreguen en mano, lo cual se traduce en un comercio más rápido y más barato (nótese que este cambio va unido con el punto anterior). Desaparecerán los reproductores domésticos de CD, DVD, Blu-Ray, etc. quedando únicamente los discos duros multimedia, aunque tampoco éstos serán el futuro: los servicios de almacenamiento de contenidos personales masivos como GMail o Flickr irán dando más espacio (si cabe) a los usuarios y mayor velocidad de transferencia, habiendo tanto de lo uno y de lo otro que al usuario le dará igual que sus archivos estén en un disco duro local o en Internet, con la diferencia de que el almacenamiento en servidores externos ofrece, además, mecanismos de copia de seguridad que el disco duro del usuario no tiene. Todos nuestros contenidos digitales estarán custodiados por terceros de manera segura y semigratuita.
La burbuja inmobiliaria ha hecho que este cambio venga con mucho retraso. Hasta hace poco, las casas se vendían con asombrosa facilidad, por lo que el vendedor no tenía que ofrecer nada especial al cliente. Las innovaciones en el mercado de la vivienda tan sólo han surgido con el fin de encontrar maneras de construir casas a mayor velocidad, pero nadie ha estudiado cómo ofrecer productos más atractivos para el comprador (tal y como han hecho en el resto de mercados). El crack inmobiliario reclama innovaciones en el sector, y la forma más segura de innovar es echar mano de una tecnología probada desde hace años. La domótica empezará a usarse en los hogares medios, permitiendo que el hogar de cualquiera (no sólo la de los geeks millonarios) pueda ser "gestionado" en remoto desde un teléfono móvil o una página web, pudiendo realizar acciones como encender luces, bajar persianas o regular la temperatura de la nevera.
