Guy Delisle es un dibujante de historieta canadiense (1966). Sus más famosas obras se han gestado gracias a que ha vivido en diferentes países asiáticos y ha podido describir su vida cotidiana en dichos países, a la vez que la situación política de los mismos. Anteriormente ya había publicado Shenzhen (sobre China) y Pyongyang (sobre Korea del norte), pudiendo describir y criticar los sistemas implantados en dichos países, lo cual es interesante dado el bloqueo de información existente en los mismos.
En 2008, Delisle publicó Crónicas Birmanas (Ed. Astiberri), ya que, como cuenta en su historia en primera persona, se va durante un año a Myanmar (antigua Birmania), a acompañar a su mujer que trabaja en Médicos Sin Fronteras, y con su hijo que es todavía un bebé. El dibujante tiene una vida relajada, trabajando en casa, pasando tiempo con su hijo, y ello le permite pasear, relacionarse y observar todos los detalles de la sociedad birmana.
En 2008, Delisle publicó Crónicas Birmanas (Ed. Astiberri), ya que, como cuenta en su historia en primera persona, se va durante un año a Myanmar (antigua Birmania), a acompañar a su mujer que trabaja en Médicos Sin Fronteras, y con su hijo que es todavía un bebé. El dibujante tiene una vida relajada, trabajando en casa, pasando tiempo con su hijo, y ello le permite pasear, relacionarse y observar todos los detalles de la sociedad birmana.
El aspecto que primero se observa es inevitablemente el régimen dictatorial represivo, dirigido por los militares desde 1962, que conduce a que Myanmar sea un país completamente asilado, falto de desarrollo, y uno de los más pobres del mundo. Dado que en Myanmar no se puede expresar libremente el pensamiento, es curioso ver como Delisle va profundizando poco a poco en las costumbres, idiosincracia y problemática de los birmanos, y dándose cuenta de las cosas que el gobierno pretende ocultar.
Como ejemplos, la premio nobel de la paz, Aung San Suu Kyi, ganó las elecciones rotundamente en 1988, pero el gobierno militar no aceptó que hubiese un gobierno democrático y ejerció su poder en contra del partido. Actualmente Suu Kyi está bajo arresto domiciliario, tan sólo ayudada por dos asistentes. Puede abandonar el país cuando quiera, pero no puede pasear por las calles de Yangon (Rangún).
Otro ejemplo es la capital, que ya no es Yangon, fue trasladada al centro del país oficialmente "para estar cerca de todos los birmanos", aunque más bien pareció una forma de ocultar la actividad ministerial a ojos de periodistas y extranjeros. En Myanmar los extranjeros no pueden viajar a donde quieran, hay zonas restringidas por el gobierno, zonas donde se encuentran etnias opuestas al régimen, y donde los militares no quieren testigos incómodos para las actividades que llevan allí a cabo y lo que hacen con la gente que vive en ellas. Por ello, vemos en el libro de Delisle los problemas que encuentra médicos sin fronteras para ofrecer su ayuda al desarrollo del país.
Aún así, Delisle es capaz de contar de una forma muy clara, sencilla y fácil de leer, cómo es la vida en Birmania, como son sus gentes, que viven con resignación y silenciando sus opiniones, y cómo tratan a los extranjeros. Es un país muy apacible y agradable para vivir, si no fuera por el clima muy húmedo y caluroso y la pobreza y la dictadura. También se retratan otros aspectos como la religión, la cultura, pero no es este un libro para un turista, puesto que los protagonistas prefieren ir a visitar un poblado con más del 80% de habitantes que son drogadictos, donde se requiere ayuda internacional, que a ver la excepcional belleza de las pagodas.
Para mí, que he visitado Myanmar (adjunto fotos), me ha parecido una lectura muy cercana, necesaria, y lamentablemente muy real. Incluso a veces se queda corto. Mi visita fue más bien turística, pero es un país tan poco conocido y de tal calidad humana que todos los detalles te impregnan y acabas marchandote con un pedacito de él. Tal como se describe en el libro, las diferencias con la vecina Tailandia, que está completamente abierta al comercio y al turismo, son abismales. Myanmar es por tanto, como retroceder en el tiempo.
Algunos conocéis la revolución azafrán que ocurrió en 2007 (pocos días tras mi regreso) en Yangon. Los monjes se manifestaron pacíficamente durante varios días en favor de la democracia (originado por unas subidas ridículas en el combustible), y a ellos se unieron más manifestantes, a los que el gobierno disolvió por la fuerza bruta, incluso llegando a haber víctimas mortales (entre 9 y 15). Eso sí, nunca sabremos exactamente qué pasó, porque se expulsó a la prensa extranjera.
Y no es la primera vez que ocurre. En agosto de 1988 estalló una revuelta que reclamaba la apertura del país, que no obstante, acabó con un golpe de Estado y la formación de una dictadura militar. De wikipedia: "En 1988, poco antes de las matanza de Tian'anmen, fueron asesinadas al menos 3.000 personas durante un levantamiento contra el gobierno. Según otras fuentes, como la Secretaría de Asuntos Exteriores de México, el número de víctimas ascendería a 10.000. Las únicas imágenes que muestran lo ocurrido son propiedad de la empresa japonesa NHK que ha impedido que sean emitidas por las televisiones de Occidente para no desestabilizar el régimen militar."
El libro es una crítica irónica al régimen, a los crímenes cometidos, una llamada de atención a la opinión internacional, pero en el fondo es una entrañable fotografía de un pueblo enormemente agradable y oprimido.
Los dibujos son sencillos pero muy expresivos, y a pesar de que puede considerarse un tema considerablemente serio, Delisle se apaña para dibujar una sonrisa en el lector, bien por diversión o bien por tomar afecto por algunos birmanos que aparecen en las historias. Recomendable.
Los dibujos son sencillos pero muy expresivos, y a pesar de que puede considerarse un tema considerablemente serio, Delisle se apaña para dibujar una sonrisa en el lector, bien por diversión o bien por tomar afecto por algunos birmanos que aparecen en las historias. Recomendable.
Aprovecho para recomendar otro libro sobre Myanmar, "Bajo el dragón (Viajes por Birmania, un país traicionado)" (Alba Editorial 1988), de Rory MacLean, donde el protagonista cuenta la historia de un viaje a Birmania con un objetivo de buscar a una persona genérica (la artesana de un canasto, pero un canasto muy concreto), que sirve de excusa para recorrer todo el país y observar la dureza de la vida en el país.
Desde aquí todo mi apoyo al pueblo de Birmania.
Me gusta mucho el enfoque que le has dado a la entrada, empezándola como una crítica a un cómic y convirtiéndola en una crónica personal de tu estancia en un país (algo que echábamos de menos). Es curioso porque el título del post vale para ambas cosas.
ResponderEliminarGracias, me gustaría haber tenido el blog antes para poder dejar bien hechas las crónicas. Me temo que no voy a viajar en un tiempo....
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