36. Flight of the Conchords
Un par de aspirantes a estrellas de la música viajan desde Nueva Zelanda a Nueva York en busca del éxito. La banda es real y la historia también, pero la HBO decidió coger las canciones de Flight of The Conchords para trasladarlas a una sitcom sobre el sueño americano y la pesadilla discográfica.
Especialmente valiosa para aquellos fanáticos de la música y de todas sus miserias, pero también valida para quienes no se pasan la vida entre discos (y las heridas que dejan), Flight of The Conchords se beneficia de unos números músicales paródicos absolutamente brillantes y de la pareja protagonista, de los que decir que tienen química es quedarse corto. Como una ‘Sexo en Nueva York‘ donde le quitamos el sexo y le añadimos toneladas de obsesiones musicales.
Una escena: El coro de ex-novias punteando las razones por la que dejaron a Jemaine, un perdedor en toda regla en la canción ‘Carol Brown’, filmada por Michel Gondry. (P. Roberto)
35. Psychoville
Psychoville ha devuelto el espíritu de Hitchcock a la televisión mezclado con el humor negro británico. Un elenco de actores extraño, paranoico y muy especial hacen que me recuerde mucho a ‘Freaks‘ (La parada de los monstruos). Es un ejemplo de que en esta década de producción también han podido triunfar la mezcla de géneros con toques del pasado. Rareza, singularidad y un toque de locura camuflado con escenas de misterio son los ingredientes base de esta dramedia, que en este caso tiene más toques de comedia. Negra.
Ninguno de los personajes de la serie se conocen entre sí. Todos ellos reciben una carta con el mismo mensaje: “Sé lo que has hecho”. Partiendo de aquí, ‘Psychoville’ mezcla situaciones absurdas con personajes realmente frikis en una atmósfera que incluso llega a producir miedo. Las alusiones a la obra de Hitchcock son constantes, e incluso la serie dedicó un capítulo a homenajear la película del maestro, “La Soga”, siendo grabado en un único plano secuencia.
Una escena: Cuando “Tealeaf” descubre el enorme cuarto de peluches almacenados de Lomax, el ciego. (Juan Polo)
34. Weeds
‘Weeds’ nació irreverente e irreverente se queda. Cuando Nancy Botwin, una madre de clase media que vive en los suburbios, decide vender marihuana para sacar adelante a sus hijos, desata todo un sinfín de rocambolescas situaciones a su alrededor que la convertirán en una implacable traficante cuyo reino irá creciendo a medida que se ve mezclada con peces cada vez más gordos. ‘Weeds’ es una descarada crítica a la hipocresía de la clase media con sus delirios de grandeza y la propensión a esconder la basura debajo de la alfombra.
No obstante, ‘Weeds’ no sería lo mismo sin Nancy, la divertida, turbadora e iconoclasta madre, interpretada por Mary Louise Parker que encarna a la perfección un papel de madre, camello y golfa cuando es necesario, la perfecta MILF. ‘Weeds’ responde al estereotipo del fin del cuento de hadas y el inicio de la vida real. Una serie original en la que el humor y el drama se entremezclan a la perfección ofreciéndonos un retrato a cuerpo entero de lo que la vida pudo haber sido.
Una escena: la evolución de Shane durante la quinta temporada que desemboca en la perturbadora escena final. (Susana)
33. Las Chicas Gilmore
Pocas series han logrado tal maestría en la construcción de chistes basados en diálogos veloces, llenos de referencias pop y, a veces, muy cultas como la que alcanzó ‘Las chicas Gilmore‘. Muchos espectadores la descartaron en su momento por pensar que una serie que seguía a una treintañera madre soltera y su hija adolescente en un idílico pueblo sería demasiado ñoña para ellos, y se perdieron un drama con muchos toques de comedia que construyó uno de los mejores personajes femeninos de la década, una Lorelai Gilmore que resulta completamente inseparable de su actriz, Lauren Graham.
Gran parte del encanto de la serie residía en los particulares y excéntricos habitantes de Stars Hollow (el mejor pueblo de la tele americana desde Cicely) y en el aroma que despiden sus rapidísimos diálogos a las comedias del Hollywood clásico. A lo largo de sus siete temporadas tuvo altibajos y algunas caídas en un tono demasiado culebronero, pero la relación entre Lorelai, su hija Rory y su madre, Emily, y las chaladuras de sus vecinos, siempre merecían la pena.
Una escena: Hay muchas que resumen la enorme capacidad cómica de Lorelai, pero simplemente su diálogo con su padre sobre una conferencia telefónica a Londres, en la primera temporada, es suficiente para entrar en cualquier lista de los mejores momentos. (Marina)
32. 30 Rock
Con ’30 Rock’ la risa está asegurada. Se trata de una representación de la trastienda de un programa de sketches televisivo en la que consiguen poner en evidencia sus inconsecuencias, sin caer en la trampa de mostrar los trapos sucios. La confrontación de Liz Lemon –Tina Fey- con Jack Donaghy –Alec Baldwin- es posiblemente una de las más interesantes de las comedias actuales, consiguiendo una gran química entre dos personajes muy dispares.
Lo mejor de ’30 Rock’ es su capacidad de entremezclar lo cotidiano con lo absurdo de forma totalmente creíble, mostrándonos a todos sus personajes como si de una familia disfuncional se tratara; cada personajes es como la pieza de un puzzle bien trazada para que todo encaje a la perfección en una de las comedias mejor escritas del momento. ’30 Rock’ es, sin lugar a dudas, una comedia que se merece mejores audiencias de las que tiene.
Una escena: Liz Lemon en los juzgados vestida de Princesa Leia con la revista Playgirl.
31. Studio 60
‘Studio 60’ es una de las mejores series sobre televisión que se han escrito. Firmada por Aaron Sorkin, muestra muy bien las relaciones que se suceden dentro de la pequeña pantalla. Está ambientaba en un ficticio programa que toma como muestra el exitoso ‘Saturday Night Live’ original de la NBC y todo lo que rodea a este fenómeno que lleva en el aire desde hace mucho tiempo.
El propio hecho de una serie de televisión que trate sobre televisión en una década de producción dominada en buena parte por dramas criminales, médicos y psicológicos merece al menos un punto extra. Los juegos de intereses políticos y comerciales por parte de muchos sectores quedan plasmados en un más que correcto guión, los diálogos y algunos sketches del programa de forma magistral. El ritmo frenético de la televisión es algo que se puede percibir muy bien en la serie, y aunque no tuvo éxito entre la audiencia y la NBC decidió darle sólo una temporada. Hoy está clasificada como una serie de culto en su género.
Una escena: En el piloto, la NBS decide censurar repentinamente uno de los sketches del programa y el director enloquece repentinamente en pleno directo, criticando la moralidad política de la televisión hasta que cortan la emisión. (Juan Polo)
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